COLUMNISTA

Cuenca

Caminamos en la cornisa de un nuevo proceso electoral, entre especulaciones, pretensiones y aspiraciones; cálculos, planes y propuestas; alianzas, encuentros y desencuentros; entre promesas, compromisos y propósitos; caminamos por las gastadas veredas que dan cuenta de las propuestas alcanzadas, de las que nos quedan por alcanzar, de las que posiblemente alcancemos y de aquellas que no se alcanzarán, caminamos entre las huellas que marcan las consecuencias de las decisiones que tomamos y la urgente necesidad de repensar antes de ratificar o corregir el rumbo.

Avenidas, calles, veredas, plazas, plazoletas, parques, jardines, parterres, rotondas, postes, veredas, muros, redes, todos, absolutamente todos los espacios y ciber espacios son, paulatinamente, invadidos por risas, sonrisas, abrazos, palmadas, invitaciones y promesas, son tiempos de retórica, tiempos de seducir y adherir, son tiempos de campaña…

De la movilización y el mitin al dialogo cara a cara, de la caravana y la concentración a un puerta a puerta personalizado; de la política de masas a la política de los acuerdos; las pasadas elecciones nos mostraron los límites del caudillismo y la necesidad de explorar nuevas formas de relación y construcción de significados.

Caminamos sobre la cornisa de un nuevo proceso electoral, un proceso por los espacios locales desde donde, históricamente, Cuenca ha proyectado su historia, su desarrollo, su liderazgo, porte y posición como polo regional de crecimiento sostenido, caminamos la cornisa de una nueva decisión que caminaremos los próximos cuatro años.

Caminamos sobre la cornisa de una decisión que nos convoca y enfrenta con la disruptiva necesidad de superar la inercia del tiempo en pausa; y, asumir un nuevo compromiso, con nosotros mismos y con nuestra comunidad, para trazar con responsabilidad y optimismo una ruta clara que podamos transitar de manera transparente y solidaria. (O)

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